Fecic, la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas, aprovechó el marco de Alimentaria para presentar, de la mano de AECOC ShopperView, un estudio de mercado sobre la percepción del consumidor delante de los productos cárnicos y sus hábitos de compra.
AECOC, junto a Fecic, se han propuesto obtener información clave para el sector de productos cárnicos sobre la percepción que tiene el consumidor de estos productos y sus hábitos de compra. Para ello, ha realizado un estudio titulado ‘Percepción del consumidor delante de los productos cárnicos y hábitos de compra’.
Marta Munné, consultora de la plataforma AECOC ShopperView, fue la encargada de presentar los resultados del estudio, explicando que los participantes fueron hombres y mujeres de 26 a 60 años responsables de la compra en el hogar, tanto flexitarianos como consumidores de carne de forma habitual (al menos 2 veces por semana) en las zonas de Madrid, Barcelona, Bilbao, Málaga y La Coruña.
La carne en la alimentación
Actualmente se consume en el hogar un promedio de 4 veces por semana. Para aumentar esta cifra, el consumidor cree que se deberían ofertar mejores precios, mejorar la calidad del producto, lograr opciones más saludables y aumentar la presencia de productos ecológicos o modelos que apuesten por el bienestar animal. En el caso específico de los embutidos, los consumidores destacan la necesidad de mejora en la calidad y la búsqueda de productos más saludables.
Por encima de todo, el consumidor enaltece la versatilidad de la carne como principal beneficio. Aunque tenga un sinfín de opciones, las carnes de pollo, cerdo y vacuno son las que tienen mayor protagonismo en casa por su tradición, facilidad de acceso y sencillez en el consumo.
Los consumidores demandan que los puntos de venta estén más preparados para ofrecer carnes controladas de mejor calidad a precios accesibles. Para ello, los sellos y certificados de carnes locales y ecológicas son garantías que generan tranquilidad, lo que debería estar presente también en hostelería.
Por último, y con respecto a los envases, existe una demanda por nuevos formatos más cómodos y prácticos a la hora de almacenarlos en el hogar.
Hábitos de compra
La compra de productos cárnicos se realiza unas 2 veces por semana y suele estar planificado, tanto por lo que respecta al tipo de animal como de pieza. En cuanto al tipo de carne y corte, las piezas estrella son la pechuga de pollo, el filete de ternera y el lomo de cerdo. En el caso del conejo, se compra la pieza entera.
En el sector de los embutidos, el jamón serrano sigue liderando las ventas de los curados, y el pavo y el pollo de los cocidos. El chorizo, el salchichón/fuet y el lomo son las opciones que siguen al jamón en crudos, y el jamón dulce, el bacon, el frankfurt y la mortadela, en curados. En el caso de los frescos, la morcilla es la opción principal, seguida por la butifarra.
Si hablamos de los locales de compra, el lineal de carne/embutido del supermercado es el establecimiento habitual, especialmente en el caso de los embutidos. En este sentido, el tipo de producto a comprar y la ocasión de consumo influyen en la elección del establecimiento.
La importancia de los envases
"La variedad de formatos es esencial para que el consumidor se sienta libre de elegir en función de los momentos de consumo y sus necesidades”, subrayó Marta Munné. "Es necesario ofrecer diferentes tamaños y formatos para que los compradores identifiquen en ellos varios momentos de consumo y darles la opción de escoger”.
Los formatos pequeños son vistos como ideales para el consumo individual por su cantidad, sin requerir cierres fáciles ni conservación del producto una vez abierto, además de que permite jugar con variedades diferentes e invita a probar y a arriesgarse a seleccionar novedades. Los formatos para compartir, por su lado, deben facilitar el cierre y la nueva abertura y deben conservarse adecuadamente.
El principal aspecto que considera el consumidor es la transparencia y la visibilidad, que el producto se vea limpio y en envase, hermético. Además, valora mucho que la información de la etiqueta sea clara y legible.
La practicidad en el envasado es un aspecto muy demandado por el consumidor.
"Las etiquetas de los productos cárnicos se leen”, aseveró Marta Munné. El 55% de los compradores de carne ha afirmado hacerlo siempre y el 42%, a veces. En embutidos, lo ha afirmado el 46% y el 52%, en ocasiones. Los aspectos que no pueden faltar son la fecha de caducidad y el precio, aunque se valora mucho la presencia de sellos de calidad, el peso o la información nutricional.
Fuente: Interempresas